Una salsa que debe tener ya más de 300 años de antigüedad y totalmente imprescindible para elaborar platos de pasta como canelones, lasaña… y sobretodo la base de todo tipo de croquetas.
Yo esta salsa la hago como la hacía mi abuela y mi madre, cambiando la mantequilla por aceite y añadiendo un poco de cebolla para que no resulte tan sosa. Quién la prueba se enamora y os puedo asegurar que no he encontrado bechamel tan sabrosa como esta.
El truco para que no os queden grumos en ella está en el paso de verter la harina, si en la cazuela hay poco aceite, por mucho que removais los grumos seguirán ahí, así que tener una buena base de aceite con la cebolla es primordial para no encontrarnos los dichosos grumos. AH! y seguidamente remover rápido hasta verter la leche, si lo hacéis así os aseguro que os quedará lisa y bien!
Ingredientes:
500 g de leche entera
1/2 cebolla pequeña bien triturada
un buen chorro de aceite (yo no lo he pesado nunca, primero echo el necesario para sofreír la cebolla y cuando voy vertiendo la harina si veo que me falta, echo un poco más sin manías, pensad que tiene que quedar como una salsa suelta, el aceite, la cebolla y la harina, nada espesa)
2 medidas de tenedor bien generosas de harina (uso el tenedor en vez de la cuchara simplemente porque ya tengo la medida tomada)
un poco de sal
Empezamos poniendo la cazuela en el fuego con aceite y la cebolla bien triturada.
Mientras ya tenemos preparada la harina y la leche para después verterla.
Nota: normalmente la salsa bechamel se hace calentando la leche en un cazo y luego vertiéndola dentro de la cazuela con la harina, yo nunca la he hecho así por ir rápido, así que yo hecho la leche a temperatura ambiente directamente en la cazuela y queda perfecta.
Cuando ya tenemos a cebolla ligeramente dorada, es el momento de verter la harina y remover muy bien con unas varillas. Una vez se nos ha desecho la harina e integrado totalmente con el aceite, echamos la leche.
Es el momento de añadir la sal, subir el fuego y no dejar de remover hasta que empiece a hervir.
Veréis que cuando empezamos el aceite se queda en la parte de encima, pero a medida que va cogiendo temperatura, el aceite se va integrando en la bechamel hasta que finalmente queda totalmente integrado. Pocos minutos después empezará a hervir y es ahí cuando ya tenéis que retirarla del fuego.
Sobretodo no dejéis de remover porque se os podría quemar lo más mínimo y luego toda ella tiene gusto a quemado
La bechamel! una de las salsas que más me gustan!